martes

el barrio

Este post puede ser tachado de doblemoralista, hipócrita, o mil cosas..... ñe!

Mi papá trabajó toda su vida en un banco, no como cajero, tenía un "buen" puesto... (hasta que lo liquidaron y casi quedamos en la calle). Su sueldo era suficiente para pagar tres escuelas privadas, vacaciones dos veces al año (con todo y avión...yuju!), dos autos, etcéeeeeeeeeeetera.
Aquí lo que importa, son las escuelas. Mis hermanos eran compañeritos de hijos de políticos, artistas, empresarios, y pura gente nice. A mí me tocó aún parte de esa onda, mis compañeritos no tenían apellidos tan renombrados, pero de vez en cuando, en la tele aparece una cara conocida...
En fin, que yo JAMÁS encajé con ninguno de ellos, me caían mal por engreídos, mamones, payasos, sangrones, prepotentes, molestones, nefastos.... y la verdad nunca les envidié que por ellos fueran sus guaruras a la escuela, yo era feliz con mi hermano chofer =D
Cuando me fui a vivir a Jardines de Morelos, los papeles se invirtieron. ¡Algo tenía que sacar yo de esa gente mamona de la primaria! Igual no teníamos "en qué caernos muertos", pero yo juraba que vivía en un mundo más arriba que ellos. yo era la mamona prepotente que no quería saludarlos ni de beso en la mejilla. (Y ahora recuerdo con cariño a dos o tres).
En la prepa volví a una escuela de niños "bien" uno que otro dealer, uno que otro actorcillo, jugadoruchos de futbol (del américa, ja ja ja, qué oso!) y TAMPOCO encajé con sus fiestas, su alcohol, su droga, sus carros del año (aunque hay personas a las que amo con todo mi corazón).
Jamás he encajado con personas que tienen mucho varo y creen que pueden comprar el mundo. Hoy, definitivamente prefiero a las personas que tienen que luchar día con día por buscar un poco de dinero, que no pueden darse tantos lujos, pero que saben más de "la vida", del esfuerzo, de superación. He aprendido MUCHO de personas así.
Hoy, prefiero platicar con el chico que reparte garrafones de agua, con el chico que vende esquites afuera de la unidad, con la señora que lava mi ropa desde que tengo memoria, con viejitos jardineros que intentan darle formas bonitas a los arbustos, con los albañiles que pusieron el piso en mi casa, con el vigilante que vino a pintar mi recámara.
Son personas humildes, que saben que gracias a su esfuerzo del día, sus bebés van a poder tomar leche al día siguiente.
Los admiro mucho.

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