martes

La escuelita... secundaria

Iba a comenzar escribiendo que lo pensé mucho, pero la verdad es que ni tanto; más bien, sólo lo pensé bien dos veces. El caso es que les voy a contar de mis oscuros años de educación secundaria, que si bien no fue mi maximísimo, al final de cuentas fueron años importantes y eso sí, siempre lo he dicho.
El caso es que yo iba en mi muy bonita escuela primaria de Paga, me “codeaba” con niños nais e hijos de actores y uno que otro político, aunque yo era de clase media baja así que nunca fui realmente de ese círculo; esto viene a cuento porque, mi primaria, tenía secundaria, preparatoria y universidad  (mis hermanos sí se chutaron ese camino en la escuela) y pues, obviamente, yo quería estudiar la secundaria ahí, a como diera lugar, costara lo que costara. Mi papá no tenía trabajo, así que esto jamás sucedió y yo me ví en la PENOSA necesidad de buscar una escuela DE GOBIERNO.. the horror…

Mi mejor mejor amiga de la infancia siempre fue en escuela DE GOBIERNO, y estaba claro que lo mismo haría en la secundaria. Así que ahí estaba mi consuelo. Iba a ir a la misma escuela que mi mejor mejor amiga, seríamos inseparables, tendríamos más amigas y en la universidad, rentaríamos un departamento para nosotras solitas. Evidentemente, esto tampoco sucedió. Dejen les cuento el chisme.
La abuela de mi mejor mejor amiga quería a fuerzas inscribirnos en una escuela adelantiiito de san juan de la ch$%&=#! , escuela horrible y de puras niñas; mi madre intervino (fiu!) y terminamos en una escuela en Coyoacán, cerquitita de la casa. La Escuela Secundaria Diurna No. 35 Vicente Guerrero. Mi mejor mejor amiga quedó en el grupo F y yo en el B. Ambas en la mañana. Yo hice amigas, ella también y nos llevábamos todas muy bien. Mi papá nos llevaba a las 2 a la escuela en la mañana y luego pasaban por nosotras a la salida.
Meses después, en febrero (el 22, in fact) a mi papá le da un infarto y al día siguiente mi departamento se pone en renta. Para el 24 ya había alguien que lo iba a rentar y yo ya vivía con mi abuela. Mi madre y mis hermanos vivían en el hospital, aunque estos dos se turnaban para llevarme diario a la escuela (una hora antes que como acostumbraba, gracias a la distancia) y contrataron un servicio de transporte, así que mi mejor mejor amiga nos veíamos diario unos minutos en el receso y cuando yo iba algunos fines de semana a terminar de llevarme lo poco que quedaba en mi recámara.
Mi madre consiguió un trabajo en ECATEPEC. (Confieso que no estoy segura de haber escuchado hablar de ECATEPEC antes de que nos fueramos a vivir para allá) salíamos antes de las 6 de la mañana, ella se iba a trabajar, pasaba por mí a las 7 de la noche a la casa de una de mis tías por taxqueña donde yo comía (platillos de dudosa procedencia) diario.
En Abril, pocas semanas después de que al fin salió mi papá del hospital (al que no me dejaron ir nunca, salvo un día que aseguuuun daban a mi papá de alta, y entonces los doctores dijeron quesiempreno) después de 2 semanas y llamadas de contrabando por celulares (metían mi celular de contrabando y mi papá lo escondía en sus sábanas. Así yo podía hablar con él).. bueno sí, semanas después, murió mi abuelo, su papá. Cosa muy triste, de la que ya escribí un poquito, pero puedo escribir otro post larguísimo.  También fue en ese abril cuando mi hermano mayor me ABANDONÓ y se fue a Cancún. ( el necesitaba irse tanto como yo necesitaba que se quedara. Me dolió y me partió el alma)
Total, que salí del primer año de secundaria, sabiendo que no iba a regresar nunca a esa escuela, aún a pesar de que lloré litros y litros de lágrimas. Mi tío el que le dio trabajo a mi mamá, también nos prestó su casa en Ecatepec. Una COSA que no era CASA, era una construcción con muros de unos 10 metros de alto, con ventanas que daban a patios interiores, una cámara frigorífica, un techo de lámina, puertas de lámina, no de madera, sin luz natural que pudiera penetrarla.
Nunca me gustó y el color morado que eligieron para darle vida, me nublaba más cada día que entraba y veía ese monstruo que me comía a diario.
Me llevaron a ver varias escuelas, María Montessori, Juan Jacobo Rousseau (no Jean Jacques, no), Liceo Londres. Nombres que sabía que me daría muchísima pena escribir en un currículum después del INSTITUTO MÉXICO PRIMARIA y antes del CENTRO UNIVERSITARIO MÉXICO. No tenía ganas de inscribirme en ninguna, pero jamás he tenido ganas de dejar de estudiar. Así que elegí la que me quedaba más cerca, a 6 calles de mi casa. Sólo había 2 talleres (no 10, como en la Vicente Guerrero) Taquimecanografía y Electricidad. Y no había clase de deportes, había TAE KWON DO. En la escuela había secundaria y prepa, JUNTAS. Y así, la escuela era la cuarta parte de mi primaria y yo me quería morir.
Desde el primer día que dormí ahí (siempre acompañada de mi Dulce Placer Culposo Italiano a todo volumen) juré que no iba a hacer amigos ni me iba a quedar mucho tiempo en ese lugar.
Mis papás trabajaban de Lunes a Viernes de 6 am. A 4 pm. Y los sábados de 6 am. A 2 pm. Yo estaba sola todo el día, todos los días, escuchaba los mismos dos discos (que poco tiempo después se hicieron 4, versiones en español y versiones originales, en italiano; idioma que comencé a aprender).
Mi hermano decidió quedarse a vivir con mi abuela porque la escuela le quedaba cerquísima. Aunque unos meses después se salió y mejor se fue a vivir con nosotros, aunque trabajaba diario hasta el centro.
Mi papá no iba diario a trabajar (lo tenía prohibido) así que él comenzó a hacerse cargo de mí, de cierto modo. El sabía de mis compañeros, mis maestros y mis calificaciones (que por cierto, eran excelentes, porque era hacer tarea y estudiar o pensar cómo matarme) . Mi mamá desapareció, de golpe, después de 12 años de estar ahí SIEMPRE. Y yo no era (tal vez aún no lo soy) lo suficientemente madura o inteligente para comprender y me quise morir.
Me quise morir cada día que pasé ahí. CADA DÍA. CADA MINUTO. Jamás fui lo suficientemente valiente ni lo suficientemente cobarde como para atentar de verdad a mi vida. Más bien me morí de otro modo, dejé de sentir, al menos traté de hacerlo, traté con todas mis fuerzas de no sentir nada. En algún momento de esos dos años que pasé ahí, aprendí a desarmar los sacapuntas con mi uña o mi credencial y hacía pequeños cortes en mis manos. Bastante patético para alguien de 13  años , si me preguntan ahora. Después de que me tomaba las gotitas de sangre que salían (una vez salió mucha y me asusté) me UNTABA limón..y lo tomaba también. Estaba bastante dañada y era bastante más tonta de lo que soy ahora.
A la escuela llegué siendo una mamona, sí mamona con todas sus letras y hasta con mayúsculas. Además no tenía uniforme, así que iba de pants, sin peinar, con mezclilla y con sudaderas, SIEMPRE sudaderas que no me quitaba NUNCA. Como al mes, me dieron el pants de la escuela, pero no había faldas (y fiu!) así que compré dos e iba TODOS LOS DIAS con el pants de la escuela, cualquier playera al fin que JAMÁS me quitaba la chamarra.
Regresaba todos los días a la casa caminando, comía papas, escuchaba música todo el día (sí, al mismo tipo que me hacía llorar) lloraba, dormía, soñaba despierta, y todo muy triste.  Y comenzó en ese lugar, en esos días, mi rollo con las computadoras, pasaba horas buscando fotos, música, videos, y chateando en italiano o en inglés.
Ya para tercero, convivía un poquito con mis compañeros, conocí a Alan, persona importantísima en esas fechas para mí, tuve novio, tuve exnovio, tuve broncas, tuve hueva. Y comencé a pensar en la preparatoria. Algo tenía bien claro. NO ME IBA A QUEDAR AHÍ.
Mi verdadero plan era irme a Cancún con mi hermano. Estudiar turismo, ganar mucho dinero y que él y yo fueramos solteriitos y felices ambos dos en ese lugar. No contaba con que mi mamá me iba a mandar con una psicóloga que me chantajeó vilmente diciendo que mis papás iban a morir por mi culpa si me iba. Lo peor es que le creí.
Mi siguiente punto fue hacer examen para prepa 6, PORQUE ME IBA A QUEDAR CERQUÍSIMA DE MI CASA. Pero mi papá no quiso. Mi hermano me sugirió UNITEC, que hiciera la prepa en 2 años y después lo alcanzara ya en la universidad en Cancún.
En efecto, CONSEGUÍ que volviéramos al departamento,  aunque ya NADA, NUNCA, volvió a ser igual, jamás lo será y fue triste darme cuenta. Entré a UNITEC  y ahí comenzó otra historia.

Etiquetas: , ,

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio